
Históricamente las peleas de gallos a mediados del siglo pasado en nuestro país, era una de las actividades más concurridas y disfrutadas por los colombianos; incluso los candidatos liberales a la presidencia exponían sus propuestas en los rings de peleas para ganar popularidad. Esta actividad encierra los recuerdos de una tradición que aunque no es propia tuvo gran acogida en nuestras tierras. A diferencia de los encuentros taurinos la competencia se da en unas mismas condiciones, en donde, además, se comparten unos principios entre los seguidores de este deporte: el respeto hacia las opiniones diferentes siempre y cuando esten bien argumentadas con un profundo conocimiento sobre la naturaleza de estos animales; a los gallos vencedores se les respeta, admira y cuida como la vida misma, eso n

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