jueves, 27 de marzo de 2008

Crítica a la práctica despiadada del toreo y una expresión de solidaridad a las corridas de toros en Latinoamérica

Dia VII
"Las llamadas fiestas bravas son una vergüenza que a estas alturas, a más de 500 años de la llegada de los españoles a nuestro continente, ya deberían de haber desaparecido del contexto cultural latinoamericano y del mundo en general. Criticamos con vehemencia los circos romanos y nos horrorizamos de ver las masacres que allí se hacían, amén de toda la violencia histórica de la peor bestia que exista sobre la faz de la tierra: el hombre. Pero no cuestionamos lo inconcebible: que a estas alturas todavía un puñado de gentes enfermas se diviertan con la tortura, el sangrado en la arena y posterior asesinato de un animal magnífico como es el toro. Milenarias culturas han rendido culto especial al toro por su fortaleza, su gallardía y belleza, pero nosotros en pleno siglo XXI todavía convivimos con la masacre en el ruedo, con la actitud despiadada del hombre que en su naturaleza salvaje, cuando no está ocupado de matar a sus propios hermanos en la guerra, encuentra diversión en asesinar a sus otros congéneres, los animales. Y lo peor de todo es que unas gentes que se dicen civilizadas comulgan con esta barbarie, la patrocinan y disfrutan de ella. Qué sentirán unos padres de familia cuando tras ?disfrutar? de una corrida de la muerte van al encuentro con sus hijos para prodigarles amor. Llevan el alma untada de la sangre de un crimen y sus manos entintadas pretenden prodigar caricias amorosas a los suyos. El mundo civilizado y sensato debería pronunciarse en forma contundente, porque la mayoría abomina estas prácticas salvajes, pero infortunadamente por pereza caen en el pecado de la indiferencia. Ya es hora de que erradiquemos esta expresión salvaje que nos legaron los ibéricos además de todo el cúmulo de males que hicieron a nuestros ancestros nativos; nos dejaron el vicio a cambio del patrimonio cultural invaluable que nos robaron. Y Colombia, mi país, para vergüenza de todos, todavía patrocina este tipo de violencia, mientras en los medios de comunicación el gobierno se rasga las vestiduras por las masacres de los grupos armados, invita a la reconciliación nacional y rechaza la violencia. Pero entiendan ilustrísimos señores de cuello blanco: la violencia contra los animales indefensos es un crimen peor que el perpetrado contra los humanos que al menos pueden defenderse. Uno mi voz de protesta a su causa. ¡A erradicar la barbarie contra los animales!"
Heriberto Martínez M

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